Pero los viajes no se han terminado. Intento que no se terminen, y aparte de alguna escapada cercana, he vuelto a París. Ha sido un viaje diferente, sobre todo porque fue un viaje en familia, y cuando digo familia no sólo me refiero a mi baby sino a padres, hermano, cuñada...
Me sentía un poco responsable de cómo saliera todo, pues ellos aún no conocían la ciudad y yo ya había estado antes. Aunque reconozco que no pudimos seguir el ritmo trepidante de otras ocasiones, sí nos acercamos a París con intensidad. Nunca había estado en primavera en la ciudad, y por eso me llevé una visión diferente e inolvidable.
Como no podía ser de otro modo, repetí muchas visitas, paseos, comidas y bebidas. Pero también descubrí nuevos rincones de la ciudad de la luz y redescubrí otros con nuevos ojos. Me alojé en una zona diferente a las anteriores, 'sufrí' por primera vez el aeropuerto de Charles de Gaulle y contemplé una nueva perspectiva de París, ya que subí por primera vez a lo más alto de la Torre Eiffel...
Ahora, con el verano, se presentan nuevos destinos, como Ámsterdam (toco madera, que quede algún vuelo barato...) e incluso, si todo sale bien, podría embarcarme en mi primer crucero, un recorrido por el Mediterráneo, y espero ir contándoos más acerca de esos planes.
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