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A orillas del Lago Léman y rodeado por los Alpes, el Castillo de Chillón,nuestra primera parada del día, se levanta con majestuosidad sobre un islote rocoso y se adueña de una de las postales más bellas de Suiza. Convertido en una visita impostergable, las estadísticas indican que, cada año, Chillón recibe más viajeros que ningún otro edificio histórico de este país.
A escasos tres kilómetros de Montreux, donde se realiza uno de los festivales de jazz más importantes del mundo, Chillón parece extraído de una novela de aventuras en la que despliega todo su poderío: una prisión de roca pura, armaduras, inmensos salones, chimeneas de piedra y mobiliario medieval. Es que esta fortaleza, cuya construcción original es anterior al siglo XI, alcanzó gran fama por la cárcel que funcionaba en sus sótanos y por algunos de sus célebres prisioneros.
Recorrer pasajes secretos, el foso, los patios, los salones, las torretas y los miradores. Finalmente, se llega a la torre más alta, que regala una de las vistas más espectaculares del lago y las montañas.
Entre las salas, distribuidas en torno a los diversos patios, se destacan la capilla, la Sala del Alcalde con imponentes columnas de madera y la Sala Nueva, antiguo salón de fiestas. El aspecto actual de Chillón responde a las grandes modificaciones realizadas durante el siglo XIII, cuando era la residencia de verano favorita de los Condes de Saboya.
Entre todos los castillos medievales de Suiza, Chillón es el ejemplo más representativo de cómo era una verdadera fortaleza señorial. Y para mantener su espíritu feudal intacto, fue restaurado en el siglo XIX. En esta época, su fama trascendía las fronteras gracias a la pluma de intelectuales y escritores de la talla de Jean-Jacques Rousseau, Mary Shelley, Víctor Hugo y Alejandro Dumas. Pero especialmente, por un poema de Lord Byron.
Después de visitar el castillo en 1816 y de grabar su propio nombre en un pilar del torreón, Byron escribió El Prisionero de Chillón. Se inspiró en la historia del prisionero Fran©ois Bonivard, un rebelde saboyano que luchaba por la libertad de Ginebra en el siglo XVI.
Definitivamente, uno de los castillos más 'cañeros' que podáis encontrar, no sólo por su belleza exterior, ni por sus excelentes sala tan bien decoradas sino también por su ubicación dentro del lago de Ginebra, en un islote. Las imágenes exteriores del castillo son de esta web y las interiores de esta otra web.
Lausana, la capital del Cantón de Vaud, se encuentra a orillas del Lago Lemán en la región francófona de Suiza es nuestro siguiente destino.
El casco antiguo es dominado por la catedral, considerada como la obra más impresionante de la época gótica temprana. Durante más de mil años, Lausana fue sede obispal.
Un breve paseo por el casco antiguo y poco más en esta ciudad que nos dejó mal sabor de boca, posiblemente la menos atractiva de todas en cuanto estuvimos.
La foto de la izquierda, de la Catedral de Lausane, es de este blog.
También a orillas del lago entramos al Chateau de Coppet, un palacio de aspecto sobrio reconstruido en el SXVIII. El interior está lujosamente decorado: muebles de estilo Luis XVI, habitaciones sin cambios desde la Revolución. También visitamos la biblioteca, salón principal... La foto del Castillo de Coppet es de esta web.
Nuestra última visita del día iba a ser a Ginebra o Geneve, la capital del cantón de Ginebra. Es la ciudad más grande de Suiza después de Zúrich. Está situada en la efusión occidental del Ródano a orillas del Lago Lemán y está casi por completo rodeada de territorio francés.
El símbolo de Ginebra es el 'Jet d'eau', un surtidor de agua de 140 metros de altura en la orilla del Lago Lemán. En la orilla derecha del lago se halla la mayoría de los hoteles grandes y muchos restaurantes. Encima de la orilla izquierda se halla el casco antiguo de la ciudad, el centro de Ginebra con su barrio de compras y comercial. Éste es dominado por la catedral St-Pierre, si bien el centro propiamente dicho del casco antiguo es la Place du Bourg-de-Four, considerada como la plaza más vieja de la ciudad. Muelles, paseos ribereños, abundantes parques, callejones animados del casco antiguo así como tiendas elegantes invitan a callejear. Una de las calles antiguas mejor conservadas es la Grand-Rue, en la que nació Jean-Jacques Rousseau.
El vídeo muestra el surtidor de agua y los techos de la ciudad desde lo alto de la catedral:
Ginebra es la ciudad más internacional de Suiza, ya que es sede europea de la ONU. También la Cruz Roja Internacional controla desde aquí sus acciones humanitarias. Ginebra no sólo es centro de congresos sino también de cultura e historia, para ferias y exposiciones. La «Horloge Fleuri», el reloj de flores en el Jardín Inglés (Englischer Garten) es un símbolo de renombre mundial de la industria relojera de Ginebra.
Afortunadamente para nosotros, ese día en Ginebra había un festival con atracciones de feria, música en directo y decenas de puestos de comida típicos de Suiza y otros países.
Aquí un vídeo de una de las atracciones más atrevidas donde yo y mi hermana disfrutamos de lo lindo:
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